Una pandemia y un homenaje

1) 57-58 Gr-M
El Granada 57-58 que en la jornada 2 perdió 0-2 con el Madrid en Los Cármenes. Piris (suplente), Vicente, González, Larrabeiti, Kaiku, Méndez y Candi; con Pellejero, Oswaldo, Mauri, Rius y Navarro
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Rebuscando en la historia del Granada CF a la caza de algún episodio que guarde un paralelismo, aun remoto, con lo que ocurre ahora mismo en el mundo y nos ha tocado sufrir, esto es, que una fuerza mayor en forma de epidemia acogote a la humanidad y paralice la vida cotidiana y dentro de ella el desarrollo normal del campeonato liguero, lo más aproximado que servidor ha encontrado data de octubre de 1957, aunque aquello en comparación con lo actual o con otras mortíferas plagas anteriores de las que se tienen registros fidedignos nos parezca ahora una broma. Por aquel entonces también una pandemia causaba estragos en todo el globo terráqueo: la “gripe asiática”. Recibió ese nombre porque igual que hoy pasa, el bichillo, súper contagioso por vía respiratoria, salió de China (influenzavirus A H2N2 era su nombre), y esto ocurrió en el invierno de 1957 y se fue extendiendo por toda la rosa de los vientos. En realidad se trataba de una enfermedad de curso benigno y, al contrario que el Covid 19 de ahora mismo, afectaba más a la población más joven. Con todo, se calcula que causó algo más de un millón de fallecidos de todos los continentes y de todas las nacionalidades y etnias. Esta peste de finales de los 50 también tuvo alguna incidencia en la historia del GCF.

En otoño, a principios de octubre, se asomó a España. Entró por el norte y en las capitales vascas fue donde primero se dejó sentir, afectando a un tercio de la población. En total causó en nuestro país unas 10.000 muertes, nada comparable a la que cuarenta años antes se conoció como “gripe española”, en 1918, cuyas víctimas fueron muchos millones por todo el planeta, entre ellos unos 200.000 compatriotas. Para 1957 ya se disponía de antibióticos y la sanidad y las condiciones de vida poco se parecían a las existentes al término de la I GM, además, cuando nos visitó este jinete del apocalipsis ya existía vacuna contra el mal, de ahí que sin necesidad de medidas extraordinarias no pasara de ser en realidad uno más de los habituales brotes de gripe anuales, sólo que éste  de 1957 se cobró unos pocos más de miles de vidas que en años anteriores y venideros.

En lo estrictamente futbolero, el Granada encaraba su primera temporada en máxima categoría de su segunda etapa, después del ascenso de Almendralejo en junio. Tras perder las dos primeras citas, en Jaén y en casa frente al Madrid, en la jornada 3, a finales de septiembre, visitó San Sebastián (donde cayó derrotado 4-1) y ya en aquella ocasión los locales jugaron con la ausencia por enfermedad de tres titulares. Al domingo siguiente, jornada 4, en Los Cármenes, el Gijón compareció también mermado por tener algunos griposos, y en el Granada Candi fue duda hasta última hora y Vicente tuvo que guardar cama y fue el único partido de toda la temporada que se perdió; ganó el Granada por primera vez esta liga, 1-0, y de esta forma pudo abandonar el farolillo rojo. En la jornada cinco, el 13 de octubre de 1957, es decir, en plena efervescencia griposa, le tocaba al Granada comparecer en San Mamés y hacia allí se encaminó. Pero una vez en la capital vasca su partido fue suspendido debido a que hasta nueve jugadores locales se encontraban enfermos por la maldita gripe asiática, así que fue un viaje en balde. En esa jornada sólo se aplazó por culpa de la gripe el partido Bilbao-Granada en primera, mientras que en segunda ocurrió lo mismo en dos encuentros. Lo gordo vino al domingo siguiente, 20 de octubre, jornada 6, cuando ya la epidemia se había extendido a todo el territorio; ese día se aplazaron dos partidos de primera (no el Granada 4 Valladolid 0, aunque los vallisoletanos también se quejaron de no poder contar con su once titular por culpa de la pandemia) y en el grupo Sur de segunda sólo se pudieron jugar dos. Ya hasta el final, la liga transcurrió sin más incidencias por motivos de salud.

Chiste de Miranda en Ideal tras el R. Sociedad 4 Granada 1

Chiste de Miranda en Ideal tras el R. Sociedad 4 Granada 1

 

Como el Granada CF no estaba para dispendios y además por entonces desplazarse al norte de la Península seguía siendo una odisea de muchas horas, se decidió con el beneplácito federativo que el partido Bilbao-Granada aplazado se jugara mes y medio después, a últimos de noviembre, aprovechando el viaje de los rojiblancos a Pamplona en la jornada 11. Mientras tanto el Granada de Scopelli, gracias a las victorias caseras frente al Celta y el Zaragoza, consiguió situarse en la mitad de la tabla.

Dos representantes españoles, el Madrid y el Sevilla, tenían eliminatorias de Copa de Europa de clubes (actual Champions) a finales de noviembre y eso hizo que la Federación acordara un parón liguero en primera y segunda el domingo 24 de noviembre, que fue aprovechado por la mayoría de equipos para la disputa de sus partidos aplazados por la gripe. El Granada lo que hizo fue organizar ese día un partido homenaje a Candi (lo tenía estipulado en su contrato), que estaba ya en su séptima temporada como rojiblanco. Bueno, en realidad fue el propio Candi el organizador del evento. Seguramente todavía el guardameta no pensaría en presidir algún día la entidad que defendía sobre el terreno de juego, pero en esta ocasión ya demostró sus dotes organizativas de manera que todo resultó un rotundo éxito. Él mismo se encargó de contratar a su oponente, el Malmoe sueco, campeón de la liga de su país. Entre lo que cobraban los suecos y los gastos de organización, la cosa se fue a la friolera -para la época- de 200.000 pesetas, que salieron del bolsillo de Candi pero que éste recuperó con la taquilla.

Sobre el terreno de Los Cármenes el Malmoe dio una exhibición de un fútbol mucho más moderno del que por aquí se practicaba, con todos sus efectivos atacando y defendiendo en un anticipo de lo que años más tarde se conoció como fútbol total.  Ganaron los suecos 0-4 mientras los nuestros se desfondaban persiguiendo a los rubios escandinavos y sin tener prácticamente opciones. Antes del encuentro el club obsequió a Candi con una insignia de oro y platino, y a su término los suecos tuvieron el detalle de regalarle la copa que había donado Moisés Linares para el vencedor. Después del partido se marcharon todos a convidarse en una zambra sacromontana. Como anécdota en forma de gazapos periodísticos podemos comentar que, en los reportajes previos al partido, Ideal publicó que el Malmoe era el primer equipo extranjero que pisaba Los Cármenes cuando en realidad era el segundo ya que en 1936 se jugó un amistoso contra el Szeged húngaro; también se publicó que el jugador del Malmoe Karlsson (o Carlsson) era el legendario interior que años atrás había militado en el At. Madrid (en la delantera de cristal), pero lógicamente debía de ser otro con el mismo apellido; el que jugó en España andaba ya por los cuarenta.

El banquillo lo ocupó en el amistoso Pepe Millán, secretario técnico, porque el míster Scopelli estaba de viaje. Volvió esa misma noche para ponerse al frente de la expedición granadinista que al poco partió sin más para Bilbao y Pamplona, con la sensible baja de Manchón, lesionado en el amistoso y que estaría ausente dos meses de las alineaciones, y las de Mauri y Oswaldo, que ya lo estaban de antes. En San Mamés, jueves 28 de noviembre, luciendo las camisetas blanquiazules del Recreativo, Scopelli presentó un once muy defensivo que sólo se ocupó de guardar su marco, según la crónica del diario La Voz de España, pero no pudo pescar nada positivo y ganaron los vascos 1-0 aunque faltando poco para el final Gilberto Navarro la tuvo pero el portero Carmelo Cedrún le sacó un balón imposible. Tres días después, domingo 1 de diciembre, en el campo de San Juan de Pamplona, con prolegómenos de entrega al Granada de un banderín por ser su primera visita al Osasuna como equipo de primera, el resultado fue el mismo, derrota por 1-0, y el planteamiento del Granada también fue el mismo, defensa a ultranza que de nada sirve. La temporada, que transcurrió casi entera con el Granada en los puestos bajos, acabó con nuestro equipo salvado una jornada antes de terminar la liga al vencer al Valencia en Los Cármenes 1-0 con un gol apoteósico de Rius.

Prolegómenos del amistoso homenaje a Candi frente al Malmoe sueco

Prolegómenos del amistoso homenaje a Candi frente al Malmoe sueco

Mientras el Granada caía 4-1 en San Sebastián ante la Real Sociedad a últimos de septiembre, ese mismo día Jiménez Quiles, el mejor ciclista que ha dado la tierra y por entonces ídolo de la afición penibética, ganaba el campeonato de Montaña en Ruta en Sierra Nevada, carrera de una sola etapa que salió de Motril. En 1960 ganaría nuevamente ese mismo título, ahora en Estella, Navarra. Antes, en 1955, contando sólo 20 años, había conseguido ser segundo en la Vuelta a España, grandísima proeza y más teniendo en cuenta que corría en solitario, o sea, sin equipo que lo arropase y en el que apoyarse. A su regreso a Granada había sido recibido de semejante manera a la de los ascensos del GCF, con el comercio cerrado para la ocasión y con una multitud llevándolo en volandas hasta el balcón del Ayuntamiento para que saludara a los que le aclamaban. Todavía le faltaba la guinda en su palmarés de ganar en 1958 una etapa de la Vuelta. Antonio Jiménez Quiles es uno de los Cien Granadinos del Siglo XX para el diario Ideal.

En otro orden de cosas, el Protectorado español sobre el norte de Marruecos había finalizado pacíficamente el año anterior, pero todavía nos quedaban Cabo Juby y los territorios de Ifni, además de todo el Sahara occidental. El autodenominado Ejército de Liberación, brazo armado del partido nacionalista marroquí Istiqlal (detrás de él estaba el mismísimo Hassan II, por entonces príncipe heredero del trono alauí), acababa de asaltar varias posiciones españolas y al toque de generala se había desatado la casi secreta (la censura impedía airear detalles) guerra de Ifni, el último conflicto colonial español. Se prolongó hasta bien entrado 1958 y costó unas cuantas vidas, unos 300 españoles, se calcula. Aunque en su momento no se supo, durante la lucha se volvieron a vivir algunas situaciones que recordaban lo ocurrido en el matadero de la guerra del Rif, casi cuarenta años atrás, con soldados españoles (muchos de ellos de reemplazo) sitiados durante días por la morisma en alguna posición perdida de la mano de Dios, mal pertrechados, sin municiones ni víveres y teniendo que recurrir a sus propias micciones para no sucumbir de sed. La Navidad de 1957, los soldaditos españoles copados en Sidi Ifni y sólo comunicados por mar, deberían haber recibido gran cantidad de paquetes enviados desde la madre patria con turrón, mantecados y sidra El Gaitero, pero cuentan quienes lo vivieron que el mal endémico de la corrupción colonial desviaba los envíos hacia no se sabe dónde y los sitiados apenas llegaron a catarlos. Menos mal que pudieron evadirse un poco tomándose las uvas con Carmen Sevilla y Gila, allí enviados por el gobierno para elevar la moral de la tropa. En junio de 1958 Tarfaya o Cabo Juny dejó de ser español y como colonia quedó solamente la capital Sidi Ifni hasta que once años después, en 1969, fue cedida por Franco a Marruecos en cumplimiento de las resoluciones descolonizadoras de la ONU. Los territorios del Sahara occidental dejaron de pertenecer a España en 1975.

En Granada y en todo el mundo el principal tema de conversación mientras tanto era la perrita astronauta Laika, primer ser vivo en orbitar la Tierra. La pobrecilla, allí arriba achicharrándose dentro de su Sputnik 2 mientras millones de congéneres eran bautizadas por sus dueños con su nombre en homenaje a esta pionera canina que dio su vida para allanar el camino de la recién comenzada carrera espacial URSS-USA en el contexto de la Guerra Fría.

Por otra parte, todo el personal andaba canturreando por entonces aquello tan popular de Ven y Ven o aquello otro no menos castizo de Fumando Espero. La banda sonora en aquel otoño granatensis la ponían canciones sacadas de la película que arrasaba por entonces y que toda Granada pudo ver en el cine ídem (Granada), El Último Cuplé, de Sara Montiel, que estuvo en cartel varios meses y popularizó canciones tan conocidas como las nombradas y otras tal que El Relicario o Nena.

La perrita Laika en un sello de Correos de Rumanía

La perrita Laika en un sello de Correos de Rumanía