Unos 10.000 fieles acompañan al Cristo del Paño en Moclín en una jornada marcada por la devoción y el calor

Unos 10.000 fieles han participado en la tradicional romería del Cristo del Paño de Moclín, en el Poniente de Granada, en una jornada marcada, como es tradición cada 5 de octubre, por la devoción, y este año por un calor que ha dejado algunas incidencias leves por mareos.

Así lo ha indicado el alcalde de Moclín, Marco Antonio Pérez, que se ha congratulado de que el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, haya podido acompañar a los vecinos en la misa previa a la procesión, que desde el mediodía recorre las calles del municipio, con una parada en el Ayuntamiento, donde el propio regidor participa con una breve alocución.

El rezo cantado del amanecer salía desde la capilla de la Virgen del Rosario hasta la iglesia de la Encarnación, el santuario donde está el Cristo del Paño, donde se celebraba la misa a las 12:00 horas dando comienzo a la esperada procesión, que suele prolongarse hasta alrededor de las 16:00 horas.

Hay un dispositivo de seguridad en el que Ayuntamiento, que involucra a más de 20 trabajadores directamente, colabora con Guardia Civil, Policía Local, Policía Autonómica, Grupo de Emergencias de Andalucía, Infoca, Emergencias 112 de Granada, centros de salud de Moclín y Pinos Puente y agrupaciones de voluntarios de Protección Civil de varios municipios. En total, más de 200 personas velarán este jueves por la seguridad de la romería.

Desde su 'bajada' por la Asociación de Amigos del Santísimo Cristo del Paño el pasado 24 de septiembre, la popular imagen ya ha sido visitada por numerosos fieles antes de su multitudinaria romería, según informó el Ayuntamiento de Moclín este pasado lunes en una nota de prensa.

Expuesto al público en su templo, el Cristo del Paño ha comenzado así a ser venerado por los miles de creyentes que durante estos días se acercan al municipio para rendir culto a la imagen del siglo XV, a la que muchos atribuyen propiedades milagrosas, desde que, según la tradición oral, un sacristán con la 'enfermedad del paño' (cataratas) recuperara la visión mientras limpiaba el cuadro.