35 años del 'asesino de la luna llena', el hombre que llevó el terror a Granada

El criminal mató a una niña y casi acaba con la vida de otra entre 1987 y 1988 en los bosques de La Alhambra

BOSQUE DE LA ALHAMBRA - PAULA SANTANDER (2)
Imagen del Bosque de la Alhambra donde ocurrieron los hechos | Foto: Paula Santander
GranadaDigital
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Han pasado ya 35 años y todavía muchos granadinos recuerdan esos días y aún se estremecen por uno de los sucesos más trágicos que se recuerdan en Granada. La repercusión fue tal que el miedo se instauró en miles de ellos durante siete meses entre finales de 1987 e inicios de 1988. Lo bautizaron como el caso de 'El asesino de la luna llena' y provocó que, en una ciudad que por aquel entonces no tenía las dimensiones de la actual, niñas y adolescentes dejaran de ir solas por las calles de Granada por el temor de sus padres a sufrir el mismo destino de una pequeña de 9 años llamada Aixa Sánchez Hita.

El jueves 29 de octubre de 1987, la joven Aixa salió de su casa, en la zona de Gran Capitán, sobre las siete de la tarde para comprar material escolar, pero nunca regresó. Según contaron los medios de comunicación entonces, un hombre, con las manos ensangrentadas, la acechó en el portal de su casa y se subió con ella al ascensor, donde la intimidó con una navaja para llevársela hasta un paraje al pie de Torres Bermejas, en el bosque de la Alhambra.

Una vez allí, el individuo le obligó a quitarse la ropa e intentó mantener relaciones sexuales, pero no pudo, por lo que le hizo tocamientos. Al finalizar, la estranguló con las manos y le introdujo sus bragas en la boca.

Sus angustiados padres denunciaron la desaparición de la pequeña y hubo una gran movilización en su búsqueda hasta que, al día siguiente, un trabajador del lugar encontró el cuerpo de la niña. La conmoción fue enorme en Granada, con una manifestación de más de 20.000 personas en la calle dos días después del funeral.

Un asesino andaba suelto por las calles de la ciudad. Uno que mantuvo en vilo a las jóvenes granadinas durante más de medio año, especialmente por la noche, temerosas de que repitiera el mismo modus operandi. Un verdadero temor y un miedo que obligó a muchas familias a 'proteger' a sus hijas, evitando que caminaran solas por la calle. Un toque de queda para las jóvenes por lo que pudiera pasar, especialmente en noches en donde la luna estaba plena.

Sin embargo, los temores se convirtieron en una realidad otro jueves, 28 de abril de 1988. Durante la tarde, este hombre abordó a Susana, una joven de 14 años, realizando el mismo procedimiento, cerca de Gran Capitán, en un ascensor, con una navaja y con las manos llenas de sangre. La llevó al mismo lugar que a Aixa e intentó violarla, pero tampoco pudo. Entonces, le apretó el cuello con las manos hasta que la joven se desmayó. El asesino le metió la ropa interior en la boca y se marchó del lugar pensando que la había matado. Afortunadamente no fue así y Susana sobrevivió, se reincorporó de madrugada y pudo contarte los detalles a la Policía.

El miedo se acrecentó en las calles de Granada. El asesino había regresado, aunque esta vez la víctima de la agresión no estaba muerta. La Policía estudió el caso a fondo y, con la ayuda de la joven Susana, elaboró un retrato robot y se dedujo que, aunque se hablara del asesino de la luna llena, en realidad la coincidencia estaba en el último jueves de cada mes a última hora de la tarde. Así que, al siguiente, el 26 de mayo de 1988, se montó un gran dispositivo en los alrededores del bosque de la Alhambra, con agentes camuflados que, tras la espera, divisaron un sospechoso cuya descripción coincidía con la del asesino. Detenido, confesó horas después ser el autor de esos horrendos delitos.

"Yo no quería matarla, pero una fuerza irresistible me llevó a lanzarme sobre ella y apretarle el cuello con las manos. Después, la misma fuerza me llevó a meterle en la boca las bragas y asegurar que había muerto" declaró José Fernández Pareja, un joven vendedor de 21 años que, según dijo, "se sentía especialmente agitado los fines de mes y las noches de luna llena, cuyo influjo le generaba una desazón que lo impulsaba a intentar saciar su apetito con niñas menores".

Fernández Pareja fue juzgado en 1990, condenado a 85 años de cárcel y con la prohibición de acercarse a Granada hasta después de seis años tras su liberación. Saliendo en libertad condicional en 2003 y, como hombre libre, en marzo de 2004. El asesino fue legalmente capaz de visitar la ciudad a partir de 2010, conviviendo con las familias de sus víctimas. Se desconoce el paradero de Fernández Pareja, aunque diversas fuentes aseguran que se afincó en Cataluña y que, de vez en cuando, viaja a Granada para visitar a su familia.

Aquellos duros sucesos inspiraron al escritor Antonio Muñoz Molina a escribir una de sus obras más conocidas, Plenilunio, publicada una década después de los hechos y que, posteriormente, fue llevada al cine por el director Imanol Uribe con actores como Juan Diego Botto, Charo López, Fernando Fernán Gómez, Miguel Ángel Solá, Adriana Ozores o María Galiana, entre otros.