Vamos Granada propone la activación del Observatorio para evaluar la Ordenanza de la convivencia en Granada
Esta propuesta, junto a la evaluación de la implementación de la Ordenanza y su impacto en la convivencia ciudadana forman parte de la moción que la formación presentará mañana en el Pleno
Pilar Rivas, portavoz de Vamos, Granada, ha destacado las grandes transformaciones que el escenario social en los últimos años ha sufrido; no solamente desde su configuración multicultural sino por una realidad social globalizada marcada por la crisis económica y el aumento de las desigualdades y por el predominio del orden económico sobre el político. “Este escenario supone un enorme desafío para las instituciones, especialmente la local por su cercanía con los vecinos y vecinas. Un desafío encaminado de una parte la gestión intercultural de la multiculturalidad y de otra reestablecer los parámetros de la cohesión social”.
La formación entiende que los Ayuntamientos tienen entre otros, un poderoso instrumento en el ordenamiento del espacio público como espacio de convivencia, de intercambio y de interacción. “Pero no siempre el simple ordenamiento de las conductas sancionables supone como consecuencia la promoción de la convivencia más al contrario en ocasiones pueda suponer un detrimento de la misma”.
Pilar Rivas califica la aprobación de la Ordenanza de la Convivencia en el Ayuntamiento de Granada, en septiembre de 2009, como bastante polémica por el posicionamiento en contra de muchos colectivos como APDH o Granada Acoge; entre otras cosas por la ausencia de participación en su elaboración. “Nosotros echamos de menos en su articulado y la expresión de sus principios aspectos relacionados con la cohesión territorial y social. Nuestra ordenanza regula comportamientos hasta un nivel de detalle que suponen infracciones y sanciones que antes se regulaban solas. Esto hace que las personas deleguen en las autoridades la solución de conductas molestas y que sean percibidas como serias amenazas a la seguridad, lo que supone un salto cualitativo”.
Rivas entiende que es preciso evaluar el impacto de la aplicación de la ordenanza y adaptarla al devenir del tiempo; que además, como muchas otras del territorio nacional, fue copia de la Ordenanza de Barcelona “por lo que también entendemos que hay que adaptarla a las peculiaridades de nuestra ciudad”. Así como avanzar en aspectos como la contaminación o convivencia con los animales”.
También incide en la necesidad de preguntarnos, a la vista de estas reflexiones, si esta ordenanza está siendo una herramienta útil y si podemos mejorarla; qué conflictos pretendía resolver como la prostitución, mendicidad, uso igualitario de los espacios públicos por todos los sectores de la población y todos los colectivos o “ si no hemos hecho sino expulsar del centro de nuestra ciudad aquello que resulta incómodo”.
Sin embargo, la formación indica que la Ordenanza también suponía un avance al proponer medidas como el Observatorio, una oportunidad para el desarrollo de actuaciones más inclusivas y para la evolución hacia políticas más interculturales que multiculturales, aunque muchas de las medidas no se hayan llevado a cabo. “Entendemos necesario cambiar el paradigma desde el que nos aproximamos a la convivencia, eliminando la percepción de la ciudad y los distintos colectivos como compartimentos estancos que solo pueden aspirar a “no molestarse” entre ellos. Creemos necesario trasladar a la redacción la idea de una ciudad viva, que se enriquece y se complementa con la interacción de sus distintos sectores”.
La amplitud de conductas susceptibles de ser sancionadas crea en la población la sensación de que “en general” todo está prohibido y desincentiva determinadas actividades que sí podrían tener cabida en los espacios publicos y que servirían como vehículos de la integración y la convivencia.