Ver con el corazón: la historia de superación de Teresa Moya, única gimnasta ciega que compite en España

El objetivo de la joven herradureña es "dar visibilidad a este deporte" y "que gente con discapacidad pueda tener las mismas posibilidades"

Teresa Moya gimnasia rítmica
Teresa Moya posa para GranadaDigital | Foto: Paco García/GD
Paco García
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El ser humano está constantemente a prueba. En un mundo lleno de desafíos, hay personas incorfomistas que pelean por cumplir sus sueños. La de Teresa Moya (La Herradura, 2002) es una de esas historias que inspiran, conmueven y llenan de esperanza. Teresa perdió la visión hace ya cinco años, y es la única gimnasta ciega que compite en España, además de llevar para adelante tres carreras: un doble grado en Derecho y Periodismo y un grado en Psicología.

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Esta joven deportista herradureña perdió la visión por completo hace cinco años, cuando tenía 16. "Perdí la vista un 26 de abril de 2019. Al principio no era muy consciente de lo que estaba pasando", explica a GranadaDigital. "Te lo tomas un poco a un juego, como una broma. Me dijeron que se me iba a pasar. Fue un viernes y me dijeron que para el lunes ya se pasaba. No sabes muy bien qué es lo que está pasando, en ese momento no quieres parar tu vida. Dices, bueno, ya se me pasará, pero mientras voy a intentar seguir haciendo las cosas que una niña de 16 años quiere seguir haciendo: seguir yendo a clase, seguir haciendo gimnasia, seguir saliendo con mis amigos...", comenta.

Asimilar ciertas cosas es un proceso complicado para el ser humano, pero para Teresa fue aún más complicado. Cuenta que tardó año y medio en darse cuenta de lo que estaba pasando. "Fue un proceso largo. Había que entrar en una rutina de hacer cosas a las que no estaba acostumbrada", señala. No obstante, la gimnasta contó con el apoyo de la ONCE en esos primeros meses, quienes le ayudaron a adaptarse mejor a la situación.

"Los clubes se echaban para atrás cuando se enteraban de que era ciega"

Teresa quiso tomar las riendas rápidamente, ya que no quería quedarse estancada. Con la ayuda de la que fuera su entrenadora Aída Díaz valoraron todas las opciones posibles para volver a competir en gimnasia rítmica, aunque al poco tiempo se fue a vivir junto a sus padres y su hermano a Madrid.

En la capital se encontró con muchas complicaciones. "Ningún club quería ficharme. Le escribía y me decían que íbamos a hacer una prueba de nivel y cuando se enteraban que era ciega se echaban para atrás, me decían que tenían plazas completas, o simplemente, perdían todo el interés que tenían en mí", lamenta.

"Eres consciente de que tienes una limitación en comparación con otras. Muchas veces han dado por hecho que yo era inferior al resto. Sí que tengo muchas dificultades, porque al no ser un deporte adaptado, todas las cosas que tengo que hacer las tengo que trabajar triple que el resto, porque el resto tiene visión y yo no.

Fue entonces cuando apareció el el club 'Rítmica Elegance', que por aquel entonces estaba dando sus primeros pasos. "Laura, que era la directora y todas las entrenadoras desde el primer momento, me acogieron. Se encargaron de hacer de mí una buena gimnasta", asegura.

Quinta de la Comunidad de Madrid

Cualquiera diría cuando compite que no ve. Entre otros muchos logros, destaca una quinta posición sobre más de 45 gimnastas en la primera fase de la Copa 7 Estrellas de la Comunidad de Madrid, celebrada en Aranjuez.

Teresa Moya gimnasia rítmica

Teresa Moya realiza un ejercicio de calentamiento | Foto: Paco García/GD

"La gente me dice que se ven muy inspirados por mi historia, porque no me rindo y sigo luchando, y que se ve reflejado todo el trabajo que estoy poniendo para llegar a una competición", asegura. Además de quedar quinta en la Comunidad de Madrid, en todos los torneos Inter Club que han tenido ha quedado en podio. "Se ve reflejado todo el trabajo y yo siempre me fijo mucho en lo que dicen mis entrenadoras y mis compañeras, que para mí son con las que entreno cada día y ven el trabajo que yo hago cada día", señala.

Una llamada a que la gimnasia rítmica esté en los Juegos Paralímpicos

Si la gimnasia rítmica tuviera un lugar en los Juegos Paralímpicos, a buen seguro, Granada tendría una deportista más en unas paralimpiadas. Esto no es tan sencillo, pues en primer lugar, debería haber una categoría a nivel nacional, que actualmente no hay.

"Supongo que la Federación Española de Gimnasia es la encargada de crear esa categoría. Entiendo que para eso tiene que haber gente, pero es que si desde las federaciones no se mueven para dar voz a un deporte que existe, la gente no va a apuntarse. Primero hay que crear un código que sirva y sentarse en una mesa con la gente que tiene esas limitaciones y ver, entre todos, qué se puede cuadrar para crear un código en el que todos se sientan cómodos. Yo estoy segura que no soy la única que quiere hacer gimnasia rítmica", resalta.

El principal objetivo de Teresa es, precisamente, "abrir esa puerta y que todo el mundo tenga posibilidad de hacer este deporte que se considera perfecto, que nos lo dejen hacer a la gente imperfecta".

Hasta el momento, la Federación Española de Gimnasia no se ha puesto en contacto con la deportista herradureña, aunque la federación madrileña sí le ha ayudado. "Ellos no pueden jugar con el código, no pueden puntuarme de manera distinta, pero el momento en el que se le ha pedido en una competición que pise antes el tapiz, o entrar un poquito antes a la zona de calentamiento para adecuarme a la zona, me han dejado", apunta.

Admirada por Almudena Cid

La historia de superación de Teresa ha traspasado fronteras, incluso la de los deportistas. No todo el mundo puede decir que te admira Almudena Cid.

Cid participó en cuatro ediciones de Juegos Olímpicos: Atlanta 1996, Sídney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008. De hecho, es la única gimnasta rítmica que ha disputado cuatro finales olímpicas.

"Fue una sorpresa que viniese Almudena Cid a conocerme. Fue algo único. Es increíble porque es la mejor gimnasta española de la historia e incluso del mundo, porque es la única gimnasta que ha conseguido entrar a cuatro finales olímpicas", señala.

Teresa Moya, con Almudena Cid | Foto: Archivo

"Todo lo que estoy haciendo es para que se abra una puerta a más gente, y conseguir que la gente entienda y comprenda que los límites los pones tú, que no hay nadie que te ponga hasta donde tienes que llegar y que las barreras son las que tú te impones. Si quieres hacer gimnasia rítmica, haz gimnasia rítmica; si quieres bailar, baila; y si quieres hacer el pino con la oreja, haz el pino con la oreja, porque es lo que tú quieres hacer, y eso para mí es mi objetivo y todo lo que salga de ahí pierde un poco los límites", afirma.

Teresa se marca como principal objetivo dar visibilidad a este deporte, "un deporte para todos". "Que tanto hombres que están luchando mucho dentro del mundo de la gimnasia rítmica para que se les reconozca igual que a las mujeres; y que gente con discapacidad pueda tener las mismas posibilidades y llegar al mismo lugar", concluye.

Su familia, un pilar fundamental

La familia para cualquier deportista es muy importante en su carrera deportiva, pero en el caso de Teresa, "cuando le pasa algo así a un hijo o a un hermano, trunca no solo su vida, sino la tuya también". "Mi familia no me ha puesto ningún límite, mi familia me ha apoyado por seguir adelante", celebra.

"Mi hermano -Ignacio- ha salido de fiesta conmigo para que no deje de hacerlo. Mis padres -María José y José-, cada vez que he querido hacer algo, han apoyado mi decisión, y al final yo estoy súper respaldada por mi familia. A ellos les debo todo lo que soy a día de hoy, porque no me dejaron que bajase la cabeza y me ayudaron a salir adelante", concluye.

La historia de superación de Teresa es digna de admiración y enseña que, sin importar lo difícil que parezca el camino, siempre hay esperanza para aquellos que tienen el valor de intentarlo.