El vertedero de la calle Arabial
Los vecinos de la zona piden una mayor presencia policial para acabar con los ruidos y botellones a los que se enfrentan cada noche
“Botellones, drogas, indigentes y un ruido descomunal” mantienen en vilo a todos los vecinos de la glorieta de Arabial que piden desesperados que se tomen medidas urgentes. Cada noche, cuando los bares y pubs de la zona cierran a las dos de la madrugada, los jóvenes (y los que no lo son tanto) acuden a esta zona para continuar con su fiesta particular.
“Estamos desde las dos de la mañana hasta las cuatro como mínimo sin dormir”. Los vecinos de la Calle Arabial se muestran agotados, hartos de convivir con una situación que les impide llevar una vida normal. Tan solo ruegan que los botellones se controlen y que la Policía actúe con mayor firmeza.
“No nos molestan los niños que se ponen a jugar en la plaza, no nos importa que los jóvenes se pongan a beber ahí, lo único que pedimos es que cesen los ruidos. El problema viene a raíz del recorte de presupuestos que hay en la ciudad. Si hay unas 12 o 15 patrullas durante el día, por la noche se reducen a seis”.
Los vecinos reconocen haber llamado en numerosas ocasiones a la Policía, pero “luego nunca vienen”. “Si las patrullas se reparten entre el polígono y Pedro Antonio, más las que estén destinadas a acudir a algún tipo de accidente o suceso, nosotros nos quedamos desamparados”.
A los ruidos y las fiestas hay que sumarle la evidente mala imagen y la suciedad que presenta la zona debido, según aseguran los residentes de los edificios colindantes, a “las personas sin hogar dejan sus enseres y colchones en la plaza. Hemos llamado en varias ocasiones a los servicios de recogida de basura para que retiren los colchones y los desperdicios de estas personas y no lo hacen”.
Todos los vecinos coinciden en no entender cómo este problema está pasando desapercibido para las autoridades, sobre todo, al ocurrir en pleno centro de Granada. “Estamos pagando unos impuestos altísimos para tener una cierta calidad de vida y la realidad es que no la estamos teniendo, la zona está totalmente abandonada”.
Para colmo, varios de ellos han recibido amenazas por llamar a la Policía y es por ello por lo que prefieren no dar su identidad en estas declaraciones. “Cada vez que llamamos a los agentes nos han insultado y nos han meado en el portal. También recibimos amenazas por redes sociales por denunciar lo ocurrido”.