Vetusta Morla, Generalife y 1001 maneras de hacer historia

25 años. Un cuarto de siglo, un tercio de vida. Este es el tiempo que llevan juntos los integrantes del grupo de rock indie Vetusta Morla, invitado especial que retomó este viernes el festival 1001 Músicas - CaixaBank. Bajo el cielo estrellado, la banda ofreció una íntima fiesta de despedida, un ‘hasta luego’ cargado de promesas, pues después de dos décadas y media van a tomarse un pequeño descanso hasta 2026. Sin embargo, este viernes decidieron eternizar la momentánea partida entre el calor de los granadinos, con dos horas de música que supieron a poco.

El icónico sexteto -formado por Pucho, voz; David, batería; Jorge, percusión; Guillermo, guitarra; Juan Manuel, guitarra y teclado; y Álvaro, bajo- comenzó el espectáculo lanzando un claro mensaje político, versionando una parte de ‘Puentes’ con la letra “no verán Palestina en ruinas”, un mensaje de solidaridad y humanidad hacia aquellos que más sufren en estos momentos.

Cambiando el tono con la cañera ‘El discurso del rey’, el grupo convirtió el escenario en una ‘Fiesta mayor’ donde el cantante, pandereta en mano, provocó que el público despegara la espalda de las sillas. “¿Qué pasa, Granada? ¿Empezamos o qué?”, como si lo anterior no hubiese deleitado hasta la última alma de ese espacio.

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"Encantados de estar en una de las putas maravillas del mundo"

A ritmo de ‘Golpe maestro’ continuó la noche, para dar paso a un visiblemente contento Pucho: “Estamos encantados de estar en una de las putas maravillas del mundo, lo tengo que decir”. Y, ni corto ni perezoso, procedió a enamorar a todo el teatro con la romántica ‘Figurantes’, protagonista de su último álbum que reivindica los cuidados, el cariño, la atención, amistad y el amor. “Para nosotros no hay lloros con las despedidas, porque sabemos que después de una despedida vendrá una fiesta de bienvenida, la vida es así”, con este esperanzador mensaje, ‘Un día en el mundo’ llenó de nostalgia el monumento.

Entre una cosa y otra, ante los granadinos se apareció ‘La virgen de la humanidad’, que les recomendó unas cuantas ‘Cosas que hacer un domingo por la tarde’ como, por ejemplo, ir a ‘Finisterre’, que el público cantó sin pudor alguno.

De repente, llegó. Piel de gallina, pelos de punta, manos entrelazadas y un “ohhh” colectivo. De un segundo a otro, el monumental Generalife se convirtió en ‘Copenhague’, un momento que el público anhelaba casi con desesperación. “Qué bonita está la Alhambra”, cuela entre la letra, pero la Alhambra no era lo único bonito esta noche. Y es que, como bien dice la letra, “dejarse llevar suena demasiado bien”, y más aún si se trata de hacerlo en un concierto de Vetusta Morla.

Para continuar con el terrorismo emocional de la última, siguieron con ‘La vieja escuela’, seguida de ‘Consejo de sabios’, una experiencia inmersiva intimista llena de intensidad, en la que el ensimismado vocalista transmitió su pasión al público a través de sus cuerdas vocales.

‘La derrota’ llegó bajo el grito de ‘Sálvese quien pueda’, aunque en este concierto no hubo ni derrota ni nadie tuvo que ser salvado -quizá sí, pero de las intensas emociones que afloraron-. ‘Valiente’ había que ser para no darlo todo con este temazo, que dio pie a la bien recibida ‘La cuadratura del círculo’, de ritmo cañero y final muy ochentero.

El grupo se retiró del escenario entre un público que aplaudía, silbaba y coreaba efusivamente, esperando que regresaran y remataran la tarea. Y así fue, los seis integrantes volvieron pisando fuerte, tras un breve debate cómico sobre sus actuaciones en Granada y un considerado agradecimiento a todo el equipo detrás de la gira y del festival.

Y así, entre nostálgicas ‘Catedrales’ y sensibles ‘Cuarteles de invierno’ llegaron ‘Los días raros’, casi una canción de cuna que le dio las buenas noches a la ciudad nazarí que, sin duda, esta noche estará durmiendo plácidamente. Eso sí, después de un largo, largo aplauso de minutos.

Despedida con promesa

A veces, solo a veces, las despedidas son buenas -y necesarias-. Nos preparan para algo mejor, nos permiten echar de menos o volver con más fuerza. Sin duda, Vetusta Morla es de los últimos, y Granada -y el país entero- tendrá que esperar pacientemente para volver a ver sobre los escenarios al talentoso grupo. Eso sí, la espera se hará más amena tras el mensaje final de la banda: “cuidaros mucho, sed felices y volvemos pronto, con una fiesta de bienvenida”.