Vídeo | El traje de gitana: un icono en constante evolución que triunfa en el Corpus
Esta tradición, que ha pasado de madres a hijas durante años, hace que todas las generaciones de mujeres se sientan "guapas y empoderadas"
El Corpus de Granada es una cita que deslumbra a autóctonos y visitantes por igual. Mucha gente de distintas partes del país se moviliza para vivir en sus propias pieles el ambiente de la feria, que bastante poco se parece a otras de ámbito regional. ¿Pero qué es ese 'no sé qué' que tiene que tanto llama la atención?
Según el refranero español 'buen vestido y buen semblante, son poderosos recomendantes'. Y es que, entre bulanicos y sevillanas, uno de los aspectos más icónicos de la feria que ha perdurado en el tiempo es el de ver a las mujeres vestidas con el tradicional traje de gitana, un atuendo único que se ha convertido en un símbolo de la cultura andaluza y en muchos casos, hasta un referente de moda. Cada año, este traje se reinventa con nuevos estilos, materiales y complementos, demostrando como sigue a buen ritmo las últimas tendencias.
Mientras GranadaDigital recorre las calles del ferial a pocos días de que esta semana cargada de lluvia y diversión a partes iguales culmine, mujeres de distintas generaciones han expresado su opinión acerca del traje típico que encarna la elegancia y el folclore andaluz. Además de descubrir el secreto de por qué hoy en día, donde existe una cultura marcada por otros tipos de música y vestimenta, este traje sigue llenando de color las calles del recinto ferial para ser lucido a la vez que suena de fondo el 'mírala cara a cara que es la primera'.
"Siempre hemos tenido un vestido de gitana en el armario"
La historia del traje de flamenca se remonta a raíces humildes en la región. Originalmente, fue creado como un atuendo para las trabajadoras del campo y mujeres que asistían a las antiguas ferias de ganado. Confeccionado con volantes, lunares y bordados, esto no pasó desapercibido a ojos de las señoras de la alta sociedad, llegando hasta el día de hoy, donde tanto granadinas como mujeres de fuera de la región, eligen vestirse con el traje típico para lucirlo en el Corpus.
A diferencia de otros trajes regionales, el de flamenca ha mantenido como el que más su popularidad y relevancia. Hay varios motivos que explican este fenómeno. El más evidente es su poder para marcar la identidad andaluza y el arraigo cultural que perdura a pesar del paso de los años. "Es una tradición, es lo que hemos vivido. Mi madre siempre nos ha vestido desde pequeñas. Hemos tenido mucha tradición de Cruces y de Corpus y siempre hemos tenido un vestido de gitana en el armario, como el que le haré a mis nietas y a mi nuera", relata Lidia, quien ha diseñado su propio vestido color carmesí. Daniela, con un traje de estampado floral, cuenta como para ella "es una tradición muy bonita y lo suyo es que se mantenga, que todo el mundo lo vea, que es una tradición de aquí".
Asimismo, el traje de flamenca trasciende de la mera tradición. Además de su valor histórico, encierra una rica cultura de género. En la feria, el traje pasa de ser un simple accesorio a convertirse en un símbolo de empoderamiento y feminidad: las mujeres irradian belleza, gracia y se sienten guapas, como cuenta María en su primer año llevando el vestido para el Corpus. "Me siento bastante bien. Te mira la gente y te dicen que el vestido está muy chulo", asegura. O Carmen: "Yo me siento estupenda, muy guapa. Aunque sea yo quien me lo diga. Me siento muy cómoda y me encanta vestirme de gitana". Y es que alejado del simple hecho de sentirse guapas, esto se expande a la sensación de estar bien consigo mismas y de sentirse poderosas al pisar la feria. "Nos sentimos empoderadas como se dice ahora, felices y contentas", relata con desparpajo una granadina llamada Mariluz.
"Es mi vicio. Me gustan los trajes de gitana y me hago uno cada año"
El precio del vestido puede variar dependiendo de su calidad o de si ha sido confeccionado a mano. De los 140 a los 400 euros, independientemente del dinero que cueste, el valor sentimental y cultural que llevan con ellas cuando se meten dentro del traje, no tiene precio. Mariluz defiende el hecho de que es un traje de la tierra. "Es nuestro traje. En la feria tenemos que estar guapísimas y lucir todos los volantes", relata acompañada de su hija, Luz, que cuenta que si no se pone el traje de flamenca para subir a la feria, no siente que realmente esté en la feria. Otras también aplauden su confort. "Para mí es lo más cómodo, no tengo que pensar en qué me pongo. Me pongo un traje, me pongo una flor y vengo a la feria", explica Rocío.
Muchas de ellas repiten vestido y otras se hacen uno especialmente para cada año. Uno de los motivos es que el traje y la moda van evolucionando de la mano. "El traje va evolucionando y no se queda estancado, que ahora hay trajes preciosos. Vamos con la moda y no queremos que eso se pierda", declara Carmen, quien agrega que ella se hace uno distinto cada año, ya que es su vicio y no tiene otro. Otras que no corren con tanta suerte, como Laura y Elena, señalan que "se hace lo que se puede" al preguntarles si repiten o no vestido de año en año.
Una alternativa para las más 'apañás' es la de tunear el traje con abalorios y mantoncillos diferentes, estando siempre a la moda, como explica Mariluz. Esta última también desgrana como el llevar el vestido es un símbolo de la feria y que "con todo el mundo que viene a Granada es una gran oportunidad para darles la bienvenida porque tenemos una feria estupenda y nos gusta mucho que nos visite todo el mundo". En estos días, aparte de recordar como el Corpus y la cultura de la tierra son dos cosas de las que enorgullecerse, también hay que dar crédito, dichosos sean los ojos, a todas esas mujeres que llevan con poderío el vestido tradicional de gitana, haciendo honor a aquella frase de 'Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada'.