El vigilante apuñalado en una caseta del Corpus en 2019 modifica su testimonio en el inicio del juicio

“¿Estás mu callao? ¿Qué fumas?”, le pregunta uno de los cuatro acusados al que espera más alejado del resto. Dos de ellos parecen más risueños. El cuarto se mantiene sentado en unas escaleras. Cada cual trata de llevar el momento a su manera. El juicio arranca con un retraso de una hora. Están acusados de un intento de homicidio a un vigilante de seguridad que trató de separarlos de una pelea entre ellos. Los hechos ocurrieron en una caseta discoteca en el Corpus de 2019. El juicio estaba fechado en primer lugar para el 29 de octubre pasado. Por fin pudo arrancar hoy. La víctima, que recibió una paliza y varios navajazos que casi le cuestan la vida, ha modificado parte de su versión.

El vigilante sufre como consecuencia una incapacidad permanente total por las secuelas en su mano izquierda. Las heridas lo tuvieron tres días en la UCI. Durante su comparecencia ha relatado su recuerdo de los hechos, su intención de mediar en un conflicto que se había generado en el reservado de la caseta. “Cogí a uno en el aire, al más pequeño, lo eché para atrás y los demás se me vinieron encima”, ha dicho. Pero… En su declaración de hoy no ha sabido identificar a nadie. Preguntado por la Fiscalía, ha negado haber recibido algún tipo de presión antes del juicio.

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Cuatro testigos han comparecido durante la primera sesión del juicio. El testimonio más enriquecedor lo ha ofrecido el compañero de la víctima en las tareas de control de acceso al reservado. Ha detallado cómo sucedió todo. “Fue cuestión de segundos”, ha manifestado. Su compañero trató de mediar, apartó al más crispado del grupo -el más bajito, ha precisado también- y, acto seguido, comenzaron a golpearle. Acudió en su auxilio y le acompañó hacia la calle, donde ya cayó desmayado y sangrando por las heridas recibidas con un arma blanca. Y sin embargo, tampoco ha asegurado que los acusados fuesen los agresores.

Uno de los responsables policiales que intervino aquella noche ha explicado que dentro de la discoteca no se encontró ningún objeto punzante que pudiera provocar las heridas casi mortales que sufrió el vigilante. No así fuera de la caseta, por la parte de atrás, a pocos metros, por donde seguramente huyeron los asaltantes.

Los acusados, miembros de un mismo clan

Los acusados se enfrentan a una petición de siete años y seis meses de prisión. Tres de ellos son familia y todos forman parte de un mismo clan. Ninguno ha reconocido los hechos que se les imputan, ni siquiera que estuviesen en la caseta cuando ocurrieron, pero sí que dos de ellos mantuvieron alguna discrepancia.

En el banquillo de los acusados también estaba previsto que se sentarán dos mujeres acusadas de encubrimiento. Presuntamente mintieron tanto en sede policial como en el juzgado señalando como agresor a un menor que se presentó voluntariamente ante las fuerzas del orden culpándose de lo ocurrido. Una de ellas ha comparecido de forma telemática negándose a responder a pregunta alguna. A la otra nadie ha sabido ubicarla exactamente en aquella noche de feria.

La Fiscalía les acusa de ofrecer una versión irreal de lo que ocurrió en esa madrugada. Ambas tuvieron incluso la condición de testigos protegidos cuando nunca llegaron a ver directamente lo que pasó. Para ellas se solicita una condena de un año y tres meses de cárcel.