El violín de Ara Malikian es del mundo y de nadie

´Petit Garage´ sonó en el Palacio de los Deportes de Granada, que terminó rendido a los pies del violinista libanés

Concierto Ara Malikian Celia-4
Ara Malikian se entregó a los asistentes al Palacio | Foto: Celia Pereira
Celia Pereira
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El Palacio de los Deportes de Granada acogió a Ara Malikian y su violín en su gira ´Petit Garage´. A las 21:35 horas empezó el baile al son de los instrumentos de cuerda y el público no tardó en mostrar su plena admiración hacia el genio del violín.

Natalia, una niña de siete años, estaba sentada en primera fila con el mismo instrumento protagonista de la noche. "Llevo un año esperando este momento", confesó Natalia, cuyo mayor deseo era que su ídolo, Ara Malikian, le firmase su pequeño violín.

Tras las tres primeras canciones, el libanés paró para coger el micro y agradecer "profundamente" la asistencia del público, la "espera del concierto" por haber sido aplazado en otra ocasión y aplaudió a los organizadores por cumplir con todas las medidas Covid. Además, contó pequeñas historias como introducción a las siguientes canciones que arrancaron aplausos y risas de todo el Palacio.

Ara Malikian narró los duros momentos que vivió su familia por haber sido los "eternos exiliados". Siria, Líbano y finalmente, Alemania. Tras pasar una temporada en el país germano, se mudó a Reino Unido y desde un humor jocoso y reivindicativo explicó que la oficina de extranjeros se llama en inglés 'Alien´s Oficce'. Malikian apuntó que "entre tanto alienígena" fue muy feliz y tuvo grandes momentos de inspiración.

En esa atmósfera cálida dedicó unas palabras a sus hermanas, a las que le compuso una canción por "haberme criado desde pequeño". El violinista explicó curioso que sus hermanas merecían una canción compuesta por él, y que por eso, ante la insistencia de las mimas no dudó en hacerlo.

Otra de sus grandes inspiraciones fue su hijo Kairo. La pandemia hizo que se "reencontrara" con su pequeño. Pasar tiempo juntos y entrar en el "maravilloso mundo imaginario" de Kairo le dio alas para seguir componiendo. Agradeció, en cierto modo, poder aprovechar ese tiempo aunque lamentó todo lo ocurrido este año y medio debido al Covid-19.

"El mundo es de todos y a la vez de nadie" pronunció Ara Malikian debido a todas las historias que contó en memoria de la inmigración y de las grandes personas que conoció a raíz de viajar. Sin creer mucho en las fronteras, su violín volvió a sonar, pero esta vez, para los más mayores.

'Nana arrugada' fue la despedida que el libanés creyó que merecía toda la gente que falleció sola en el hospital. Mascarilla puesta, luz tenue y piano sonando es como Ara Malikian afrontó esta última canción paseándose por todo el Palacio. Finalmente, Natalia, la niña de siete años, consiguió la firma de su ídolo y cuando la emoción traspasó cualquier frontera, como diría Malikian, Granada se rindió a sus pies.