La virtuosa de la guitarra del siglo XXI, Julia Trintschuck, acredita su fama en Granada
La artista terminó su espectacular recital mostrándose como una excelente cantante con la interpretación de un bolero
La guitarrista alemana Julia Trintschuck ha llegado hasta el Palacio de los Pisa precedida de una gran fama. Los comentarios vertidos en torno a ella por la crítica y la categoría de los primeros premios que ha ido atesorando hasta la fecha, así como su grabación de Giocosa, así lo avalaban. Pero le faltaba su confirmación en Granada, donde es habitual que los guitarristas de todo el mundo reafirmen sus condiciones. Por tanto, su comparecencia en el Festival de la Guitarra de Granada-Antonio Marín marca un antes y un después en la carrera de esta joven artista de 23 años.
Un público de máximo nivel
Todas las butacas se habían cubierto, tónica habitual del festival, para esta actuación y entre el público, algunos de los más reconocidos guitarristas y guitarreros de España, muchos de ellos venidos desde lugares bastante lejanos, para asistir a este concierto. También acudió el concejal de cultura del Ayuntamiento, principal patrocinador del Festival, Juan Ramón Ferreira. Julia Trintschuck comenzó alterando el programa previsto y abrió su recital con una obra fuera de programa, el Gran Solo de Fernando Sor, para a continuación hacer uso de la palabra.
Dijo que era la primera vez que hablaba español en público y resultó una sorpresa, puesto que se expresaba con tal corrección, que apenas tenía acento. Explico que esa manera de iniciar su concierto granadino se debió a que había visto entre el público al genial Pepe Romero, probablemente el mejor guitarrista clásico de nuestro tiempo, una de las piedras angulares de esta cita cultural granadina, y quiso dedicarle esta interpretación, porque además, había tenido la fortuna de asistir a una de sus master class que fue fundamental en su formación artística.
Una guitarra Alhambra
El sonido que ya puso de manifiesto en esta primera obra, evidenciaba que no exageran los que la han calificado como la virtuosa de la guitarra. Con un estilo pulcro, un sonido poderoso, pero también capaz de adaptarse a los pianos y una expresividad, que especialmente al abordar el repertorio español, engarza profundamente con el talante de estas obras que interpretó en una guitarra de la célebre factoría Alhambra, patrocinadora de este concierto, instalada en Valencia y que hace honor a Granada como patria internacional de la Guitarra.
Joaquín Clerk protagonista
Uno de los grandes protagonistas de la noche fue Joaquín Clerck, autor de las versiones que interpretó de las obras de Manuel de Falla y de Alfonsina y el mar de Ariel Ramírez. En ellas, Julia Trintschuck exhibió ese carácter tan latino que sabe transmitir. Además del propio guitarrista y el compositor cubano, ofreció varias obras, una de ellas dedicada a su padre, con el que comenzó a estudiar música, El primer instante de la primavera, y otra a ella, Sobre los muros de Alcoy. Como conclusión ofreció la Gran Jota de Francisco Tárrega.
Para ella era una obra muy especial, puesto que la escuchó por primera vez con nueve años, precisamente al Maestro Pepe Romero, y desde ese momento quiso incorporarla a su entonces incipiente repertorio, para lo que por consejo de su profesor tuvo que esperar algunos años, dada la dificultad extrema que supone y dijo que comprendió la partitura, precisamente cuando se la explicó Pepe Romero, como una descripción de bailes, fiesta o cantos populares, cada momento colocado con precisión en distintos compases de la partitura.
Sorpresa final
La artista había triunfado, se había mostrado madura pese a su juventud, segura, aunque la cita granadina fuera un compromiso extraordinario, con un sonido bellísimo y una afinación extraordinaria. El público revalidó esta situación con un sincero y extendido aplauso que la obligó a ofrecer un bis que fue una auténtica sorpresa, porque Julia Trintschuck mostró que es también una extraordinaria gran cantante y con el acompañamiento de su guitarra regaló el bolero Una palabra de Carlos Valera. Fue el colofón a una actuación que la ha consagrado definitivamente como la virtuosa de la guitarra en el siglo XXI.