Vox, te quiero
El idilio no termina. Como aquel que se enamoró de la moda juvenil, nuestro insigne alcalde vive en permanente zozobra a la busca de la confirmación diaria de un cariñico. Y claro, tanta es la necesidad que, ramito a ramito, se ha hecho con un trozo del corazón de la ultraderecha. Ayer el pleno debía comenzar a las 10 de la mañana, pero el alcalde hizo esperar a los granadinos y granadinas 30 minutos para apañar un decreto que hiciera presidente al Sr. Miralles de la comisión de grandes contratos del Ayuntamiento. Debió pensar el alcalde: Vox primero, Granada en venta. Así las cosas, ya les adelanto lo que significa esa comisión. Nunca tuvo intención de servir a Granada. La comisión siempre tuvo un claro objetivo: matar políticamente a Sebastián Pérez. No era otro el objetivo. No tenía nada que ver con el bienestar de los granadinos y granadinas. En realidad, para ellos, para los que hoy mandan en las derechas, como depositarias de la confianza divina para ejercer el poder, la ciudadanía les importa un pito gigante. Salvo honrosas excepciones, las derechas en general pusieron siempre su interés en la bandera, pero ninguno en España, es decir, en sus gentes. Por eso pudieron no apoyar la Constitución y ser hoy sus máximos defensores. Para estas derechas, las españolas, sobre todo hoy, España es una entelequia donde lo que hay que hacer es defender nuestros intereses, los de muy pocos. Lo demás, como digo, mucha simbología y mucho toro que ya nosotros nos quedamos con la pasta.
El alcalde chaquetero que tenemos, consciente de esta realidad, de que a Vox lo que le interesa es el poder y saldar cuentas con antiguos enemigos, ha visto una oportunidad, su oportunidad. Porque más allá del proyecto de las derechas, también juegan en la vida pública los proyectos personales, los deseos personales que, en el caso de Luis Salvador, se concretan en una voracidad y en un frenesí donde lo importante es su ego. Y su ego, domeñado por la planificación más fría, le ha ido dictando las fases: Primero hacerme con la alcaldía a toda costa, segundo matar a mi adorado Sebastián y tercero ser el candidato de las derechas en Granada en el siguiente mandato. Si es una coalición de PP y lo que sea C´s entonces, pues perfecto. Si es Granada Suma o marca similar, mejor todavía. Que hay que hacerse militante del PP, pues aquí está el tío.
Así, queridos amigos y amigas, es la cabeza de nuestro ilustre alcalde. Pero más allá de los deseos íntimos de cada uno, PP y C´s puede que estén cometiendo un error histórico que pagaremos todos si se consuma lo que no deseamos ningún demócrata. Piensan en Vox como en una muleta que siempre estará ahí para brindarles su apoyo y mantenerlos en el poder. Esto ha hundido a C´s, que en este trío ya no es ni bota ortopédica. Sin mancharse las manos, Vox es ya la tercera fuerza política del país. Así que no es descabellado que puede ganar la carrera y que sea la que tire del carro de las derechas, convertidas ya todas en ultraderecha.
De modo que los deseos de Luis Salvador se pueden ver lastrados porque a fin de cuentas, quién quiere copias cuando uno se puede quedar con el original. Por no hablar de los deseos íntimos de otros concejales del PP que también se ven como candidatos de las derechas. Veremos. La estabilidad del Ayuntamiento es un volcán latente y, como siempre, Granada paga las consecuencias. A fin de cuentas, qué se puede esperar de las derechas que vendieron la ciudad como un cromo por la Málaga y Murcia. Así de crudo.